El hueso es un tejido conjuntivo especializado, formado por células y una matriz cuya principal característica es ser particularmente rígida gracias a que puede calcificarse con fosfato de calcio agrupados en cristales hidroxiapatita (matriz inorgánica) precipitados sobre las fibras colágenas que conforman la matriz orgánica.
Este corte nos recuerda visualmente a una piel de cebolla sin teñir vista bajo el microscopio sólo con agua, asimismo, esta técnica consiste en desgastar el hueso por medio de lijas hasta obtener una lámina lo suficientemente delgada como 200µm que permita ver su estructura al microscopio, podemos apreciar los detalles del tejido gracias a que el fino polvo llena los espacios más chicos donde “habitan” los osteocito llamados lagunas y al aplicar un medio viscoso como la resina xilólica se retira ese polvo aclarando los conductos donde recorrían estructuras, más grandes como los vasos sanguíneos, los conductos de Havers y Volkman.
Se aprecian estructuras que asemejan al catáfilo de una cebolla (capas concéntricas) con “manchitas negras” entre cada capa, además de una estructura circular clara central clara, aquí ponemos en evidencia la estructura principal del hueso, la osteana, conformada por láminas circulares concéntricas de hueso llamadas laminillas óseas, con espacios que corresponden a las lagunas de los osteocito y finas líneas que los conectan llamados canalículos, al centro de la osteona apreciamos el conducto central de Havers por donde discurre el sistema vascular, así como células de revestimiento óseo, mismas que se pierden gracias al desgaste. Cuando dos conductos de Havers se comunican se forma el llamado conducto de Volkman.